lunes, 30 de abril de 2012

T.8. El disfrute del viaje: un juego entre la imaginación y la realidad.



Las ciudades invisibles reúnen un conjunto de breves descripciones e ciudades imaginarias, descritas a Kublai Kan, emperador de los Tártaros, por un Marco Polo tan imaginario como las ciudades de las que habla. Porque, aunque es cierto que Marco Polo recorrió el Extremo Oriente como embajador del Gran Kan, no hay ningún afán histórico en Italo Calvino: todo es producto de su fantasía. pero también de una profunda reflexiónsobre el hecho, tan común y a la vez tan demencial, de vivir en ciudades.

"Las ciudades invisibles" es una obra distinta de cualquier otra. Cada capítulo reúne varias descripciones de ciudades de no más de un par de páginas.Los capítulos se encuentran separados por una serie de diálogos entre Kublai y Marco Polo que dan continuidad y estructura al libro.

Cada ciudad es un poema en prosa, un paisaje del alma y una búsqueda interior. Cada ciudad es, también, una reflexiónsobre ciudades existentes o posibles, un símbolo, una fábula. Cada ciudad es en definitiva, una pieza de puzzle, uno de esos juegos combinatorios a los que era tan aficionado Calvino.  

Marco polo decía que algunas ciudades se parecían y que eran compuestos de  elementos cambiados. Entonces aprovechaba para sustituir elementos y a describir repartiéndolas y cambiándolas a la hora de contarlos al Khan.
Las ciudades predisponen al viajante a través de sus espacios y lo hacen buscar mas y mas sitios distintos, que traerán a sensaciones particulares.

Unas ciudades dejan recuerdos y quedan en la memoria, y  hay otras que  borran la memoria, a través de los deseos que proporcionan y prometen.
Unas se quedan  en la memoria por  sus señales y también sentimientos que inspiran, mientras otras dejan sensaciones desagradables.






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